
En 2019 nació All Elite Wrestling (AEW), conocida popularmente como AEW, con el respaldo del grupo de luchadores "The Elite". Las figuras principales incluían a Cody Rhodes, los hermanos Jackson (Matt y Nick), Hangman Adam Page y Kenny Omega. AEW se presentó como una alternativa real a la empresa de Connecticut, ganándose rápidamente el interés de los fanáticos de la lucha libre.
Todo parecía ir sobre ruedas, y ni siquiera la pandemia detuvo su avance. Mientras muchas empresas cerraban, AEW siguió operando con público limitado gracias al permiso otorgado por el gobernador de Florida, Ron DeSantis, quien consideró a la compañía como esencial para la economía estatal. Esto permitió a AEW mantenerse activa y seguir entregando un producto que, a pesar de las limitaciones, conectaba con los fanáticos.
En 2021, AEW vivió uno de sus mejores años. Además de sumar seguidores y aumentar sus números de audiencia, lograron algo impensable: traer de vuelta a CM Punk, una de las figuras más controvertidas y esperadas de la lucha libre. Su regreso el 20 de agosto en Chicago marcó un momento histórico no solo para la empresa, sino para toda la industria.
El éxito continuó durante gran parte del año, pero 2022 fue el comienzo de la caída. La salida de Cody Rhodes, uno de los pilares fundamentales, fue el primer golpe. Su regreso a WWE dejó un vacío importante en la estructura de AEW, y aunque los números de Dynamite y los Premium Live Events (PLE) seguían siendo buenos, los problemas internos comenzaron a salir a la luz.
El detonante fue la conferencia de prensa después de All Out 2022. CM Punk, frustrado, criticó a los vicepresidentes ejecutivos de la compañía y a Hangman Adam Page, a quien acusó de arruinar uno de los mayores eventos de AEW con comentarios innecesarios. "Estamos en 2022, y el hecho de que tenga que explicar que nadie ha sido despedido por un pedido personal cuando hay vicepresidentes ejecutivos que deberían encargarse de las relaciones con los medios es ridículo", declaró Punk. Esto provocó una pelea tras bastidores con los Young Bucks, Kenny Omega y Ace Steel, que terminó con suspensiones para todos los involucrados.
La falta de liderazgo de Tony Khan quedó en evidencia. Durante el resto de 2022, los rumores e informaciones negativas sobre AEW aumentaron, y el vestuario de la compañía se describía como un caos.
En 2023, los ratings comenzaron a bajar. Aunque Khan intentó resolver los problemas lanzando un segundo programa, Collision, para separar a los luchadores en conflicto, los números no mejoraron. La controversia entre CM Punk y Jack Perry en All In London fue la gota que derramó el vaso. Tras el incidente, Punk dejó la empresa en agosto y regresó de manera magistral a WWE (ahora TKO).
La salida de Punk desencadenó una reacción en cadena. Luchadores como Jade Cargill, Andrade y Penta El Zero Miedo también dejaron AEW, mientras otros pidieron su liberación contractual. Aunque AEW continúa atrayendo talento, las audiencias de Dynamite han caído a un promedio de 600,000 televidentes, muy lejos de los 900,000 que lograban durante la era de Punk. En contraste, empresas como Impact Wrestling (antes TNA) están en crecimiento, y WWE sigue mejorando sus números día tras día.
AEW busca soluciones, incluyendo eventos internacionales en 2025. En enero, colaborarán con NJPW, y en febrero realizarán un evento en Australia. Sin embargo, las ventas no son alentadoras: para el evento australiano, previsto inicialmente en un estadio con capacidad para 50,000 personas, han vendido menos de 10,000 boletos, obligándolos a cambiar de sede. Imágenes recientes muestran arenas con gradas vacías, donde recintos de 25,000 fanáticos apenas alcanzan las 3,000 entradas vendidas. Esto deja a la empresa en una posición complicada.
Después de analizar estos números, queda claro que AEW necesita hacer cambios importantes. Las salidas clave, los rumores negativos y las malas decisiones creativas han afectado su capacidad para conectar con el público casual. Además, muchos luchadores con gran potencial no están siendo utilizados correctamente. Si AEW no encuentra una solución pronto, corre el riesgo de seguir cayendo en la irrelevancia.
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